Cuando se trata de las sustancias que ingerimos es necesario diferenciar entre aquellos minerales de origen vegetal y aquellos inorgánicos (provenientes del suelo y la roca), ya que los de origen vegetal provienen de plantas que son seres autótrofos que hicieron una transformación de los minerales de la tierra a una forma mucho más asimilable para nosotros como seres heterótrofos. Nuestro cuerpo no es capaz de asimilar correctamente los minerales en su forma inorgánica, por el contrario, pueden dañarnos. Los minerales inorgánicos provienen de forma exógena siendo los más comunes el cloro, el flúor, la sal, la cal, entre otros. Estos minerales tienen un impacto negativo debido a que la mayoría los consume a través del agua del grifo, la que contiene muchos de ellos e incluso metales pesados como el plomo en algunos lugares del mundo. A largo plazo el cloro puede ocasionar calcificación de las arterias, endurecimiento y pérdida de elasticidad. En conjunto con el colesterol (en forma de beta-lipoproteínas) puede ocasionar placas ateroscleróticas que podrían bloquear la sangre que va al corazón y formar coágulos.
El cloro como desinfectante puede ocasionar problemas pulmonares severos como edema pulmonar.
El flúor puede causar daño en el tejido óseo y suave y es tóxico para el sistema nervioso central, causa daño cerebral y neurodegeneración. Este elemento cruza la barrera hematoencefálica y se acumula en las neuronas provocando cambios citológicos, de la actividad celular y del transporte de iones como el cloro, así también, afecta el metabolismo de algunos neurotransmisores y causa disfunciones de importantes proteínas de la cadena respiratoria. Estos efectos conllevan a daño de las estructuras cerebrales, dificultad para el aprendizaje y la memoria y cambios en el comportamiento.
El carbonato de calcio es comúnmente usado como antiácido y para controlar el reflujo, su consumo regular puede causar hipercalcemia y el síndrome de leche y alcalinos que se caracteriza por niveles altos de calcio, alcalosis metabólica y daño renal.
La sal de mesa puede provocar migraña, retención de líquido, hipertensión y trastornos renales. También se está estudiando su relación con procesos inflamatorios y cáncer de estómago.
Minerales comunes en la dieta y agua:
Cloro: es parte de muchos productos de limpieza por sus cualidades antisépticas (actúa contra bacterias, algas, hongos y virus), por ello se usa en su forma de ácido hipocloroso en la limpieza del agua potable y la de piscinas.
Flúor: se usa como fluoruro de sodio en las pastas dentales y en las aguas potables de algunos países como Chile, Brasil y EEUU. En algunos países como Suiza y México el flúor se agrega a la sal de mesa.
Óxido de calcio: más conocido como el sarro que se acumula en utensilios donde se calienta agua, también es llamado cal. Se usa en el proceso de muchos alimentos como el trigo, en el nixtamalizado del maíz, en la producción de azúcar y lácteos, entre otros.
Carbonato de calcio: se encuentra en el agua, es usado como conservante para algunas frutas y leches vegetales, como un suplemento barato de calcio, en algunos medicamentos como los antiácidos y reguladores del reflujo.
Sal de mesa: o cloruro de sodio es utilizada para dar sabor salado a las comidas, también se usa como conservante por sus cualidades antisépticas.
Como usted puede ver la mayoría de las personas está expuesta a estos minerales de forma frecuente.
Los riñones deben excretar estas sustancias día a día, sin embargo, muchas de ellas no son eliminadas y se mezclan con otros cristales en el interior del cuerpo formando cálculos y acumulaciones en las articulaciones que suelen ser dolorosas y rigidizar el cuerpo. Incluso estos minerales se acumulan en el interior de algunos órganos como la vejiga.
La solución:
La solución es evitar consumir estos minerales inorgánicos.
El agua que no posee minerales es el agua destilada. Algunas aguas purificadas que pasaron por osmosis inversa y que no han sido enriquecidas nuevamente con minerales podrían ser una opción. A la mayoría se les vuelve a agregar cloruro de magnesio, sodio y hierro, así que conviene consultar este factor antes de comprarlas.
Las pastas dentales naturales sin flúor son una alternativa a las convencionales que pueden ir acompañadas de otros componentes dañinos (para las caries es mejor cuidar otros hábitos como suprimir el consumo de azúcar y cereales refinados).
Los vegetales y las frutas poseen naturalmente sodio, potasio, cloro, flúor que es muy asimilable y se encuentra en dosis seguras para nuestro cuerpo.
El yodo, que habitualmente se adiciona por seguridad alimentaria a la sal, se puede conseguir de las algas deshidratadas y pulverizadas para ser usadas en reemplazo de la sal común (le recomiendo leer el artículo sobre las algas antes de elegir una).
Consuma alimentos ricos en potasio natural como frutas y vegetales frescos que le permitan recuperar el equilibrio de sodio/potasio en el cuerpo y de esta forma prevenir enfermedades como la hipertensión a largo plazo.
Espero que estos consejos sirvan para mejorar su salud,
Le saluda cordialmente,
Catherine Ariana
Fuentes:
- Libro “Water connection: el agua tu mejor medicina” de Marc Ams.
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